15 febrero 2017

Terminología andaluza en la Semana Santa salmantina.

El obispo de la Diócesis de Salamanca recrimina que en las procesiones se hable con un “marcado acento andaluz”. López traslada a los jefes de paso su confusión por un deje que "suena incluso mal" cuando el resto del año "se habla con normalidad".

Con este titular de La Gaceta de Salamanca nos hemos desayunado este domingo pasado. Y la polémica ha trascendido en tres días al resto de medios de comunicación locales e incluso nacionales (?)







El Consejo de Salamanca recrimina el uso del acento andaluz en sus procesiones: http://play.cadenaser.com/audio/003RD010000000511079/




¡Ofú, mi arma, la que se ha montao! Perdón, ¡Jesús, mi alma, la que se ha liado! Si alguien buscaba llamar la atención en este 75 aniversario de la constitución de la Junta Permanente de Semana Santa de Salamanca (en la actualidad denominada Junta de Semana Santa) lo ha conseguido. Y como no podía ser de otra manera, lo ha hecho al propio estilo salamantino, que ese si que lo tenemos, y bien arraigado a nuestra personalidad: tirando la piedra y escondiendo la mano. Que traducido al castellano y al andaluz, para que se me entienda, consiste en buscar a un “cabeza de turco” (Obispo), a un mensajero para acusarle de amarillo (periodistas), una buena clá (foreros aburridos) y  mucho “bla, bla, bla” para entretener al populacho. ¡Patético!

¿Qué quién ha filtrado la noticia a La Gaceta de Salamanca? Pues no tengo la menor duda de que alguien interesado en que se hable de esta chorrada en vez de los verdaderos problemas que vive la Semana Santa salmantina desde hace décadas. O tal vez algún “libre pensador” revestido de la pura y casta sobriedad castellana que desde la aparición de los pasos a costal en Salamanca no tiene otro pensamiento mejor que llevarse a su pueblerina mente. El caso es que el debate, el cual personalmente consideraba ya superado, ha resucitado desde las cenizas sin reparar en las consecuencias que origina poner el ventilador en marcha y a vomitar improperios se ha dicho.

Allá por el mes de mayo de 2013, el Papa Francisco se dirigió a las cofradías del mundo con, a mi juicio, unas más que acertadas palabras que para nada tienen que ver con las que a algún “nacionalisto cofrade salmantino” tanto le preocupan. Decía Francisco:

“La piedad popular, de la que son una manifestación importante, es un tesoro que tiene la Iglesia”.

“En la Iglesia naciente fue necesario inmediatamente discernir lo que es esencial para ser cristianos, para seguir a Cristo, y lo que no lo es”.

“Veo en esta plaza una gran variedad de colores y de signos. Así es la Iglesia: una gran riqueza y variedad de expresiones en las que todo se reconduce a la unidad, al encuentro con Cristo”.

“Tienen una misión específica e importante, que es mantener viva la relación entre la fe y las culturas de los pueblos a los que pertenecen, y lo hacen a través de la piedad popular”. “Esta fe, que nace de la escucha de la Palabra de Dios, ustedes la manifiestan en formas que incluyen los sentidos, los afectos, los símbolos de las diferentes culturas... Y, haciéndolo así, ayudan a transmitirla a la gente, especialmente a los sencillos, a los que Jesús llama en el Evangelio ‘los pequeños’.

Permitidme una ironía respetuosa: Este mandato de Francisco ¿en qué jerga tenemos que hacerlo? ¿Con un acento castellano rancio, con un marcado acento andaluz o en arameo, hebreo, griego…? La respuesta nos la da de nuevo el Santo Pontífice: “mirando siempre a Cristo, desde la oración, la fe, el amor al prójimo, desde el corazón”.

Estoy convencido de que Monseñor Carlos López, obispo de la diócesis salmantina, asume íntegramente estas recomendaciones del Papa y que su preocupación máxima es que los cofrades las llevemos a efecto, más allá de la terminología con la que jefes de paso o capataces se dirijan a sus costaleros o hermanos de paso.

Dicho lo cual, me pregunto y os pregunto: ¿a qué estamos jugando hermanos y Hermanos? ¿Tanto molesta escuchar en la “Muy noble, Muy leal”, “Caritativa y hospitalaria”, “Muy culta, Docta y Sabia” ciudad de Salamanca expresiones como: Chicotá, levantá, igualá, al cielo, capataz, zanco, la derecha atrás, etc.? ¿Es obligatorio hacer recomendaciones a los 17 hermanos mayores para que cuiden estas cuestiones? Sinceramente creo que es, cuanto menos, innecesario, pues todos los responsables de las hermandades salmantinas conocen sobradamente lo que “tienen” en su corporación. Y si alguno, como parece ser, necesita de una carta del Presidente de la Junta de Semana Santa para poner orden en su desfile procesional, pues que la pida. Pero, por favor, no pretendamos con ello generalizar y pongamos un poco de cuidado cuando filtramos esta información interna a los medios de comunicación, pues ya vemos el daño que se hace.

Entiendo que todo cambio o innovación cuenta con sus detractores y adeptos. Y que, como en el fútbol, todos somos catedráticos aunque no tengamos ni idea de lo que es un balón. Ahora bien, no pretendamos por un lado presumir de nobles, leales, hospitalarios, cultos y sabios y por otro, queriendo defender la sobriedad, la austeridad o el silencio castellano, nos la “cojamos con papel de fumar” quedando como lo que no somos.

Asumo “el mea culpa” por la parte que me toca y aprovecho la ocasión para recordar a mi querido Antonio Vargas (q.e.p.d.) cuando me decía: “nunca pretendas llevar Sevilla a Salamanca o Salamanca a Sevilla”. Lo que sí me dijo, y orgulloso me siento de ello, es que tomase como ejemplo a las hermandades andaluzas en cuanto a evangelización, caridad, formación, cultos. Y eso, me consta, que en los últimos años muchas hermandades y cofradías salmantinas han asumido como los principales fines de su razón de ser. Otra cuestión es que no se vea o no se quiera ver por parte de aquellos que se “creen la esencia de la pureza cofrade salmantina”.

Cierto es, y muchos de los que me conocen me habrán escuchado decirlo, que en torno al costal, en mi querida Salamanca se están produciendo hechos que para nada se corresponden con lo que podría considerarse “normal”. Los “friki-costaleros-capataces”están proliferando en los últimos años. Negarlo sería no aceptar la realidad. Y esto nos hace un flaco favor a quienes defendemos la legítima forma de sacar nuestros pasos en procesión a costal. “Izquierdazos, costales de colorines, pantalones remangados para lucir pantorrilla, comportamientos poco acordes con lo que ha de ser una auténtica manifestación pública de fe, expresiones del tipo: a volar,  mi arma, ahí queó, etc. De todo hay en la viña del Señor y Salamanca no va a ser una excepción.

Mi opinión, que la tengo, como cofrade salmantino y sevillano, es que hay quien tendrá que asumir responsabilidades en cuanto a la filtración de la noticia, no siendo que tengamos al “enemigo” en casa mientras le estamos cargando “el muerto” a otro.

Es necesario ¡ya! que el Consejo Rector aclare al Pleno de Hermanos Mayores de la Semana Santa qué ha ocurrido para llegar a este cúmulo de despropósitos y a su vez, un  posicionamiento unánime de apoyo a todas y cada una de las hermandades y cofradías que la integran, independientemente de sus advocaciones, estética, forma de llevar los pasos, etc., desde la diversidad, el respeto a sus reglas y estatutos y tradiciones.

Solicitar una reunión urgente con el Obispo para zanjar esta sin razón, en la cual se ha visto envuelto, y donde realmente se afronten otros problemas que realmente son los que nos impiden crecer como cofradías y como cofrades: sedes canónicas en pésimo estado de conservación, cerradas o próximas a cerrar; presencia activa de los directores espirituales en el seno de las hermandades; fomento y potenciación de los fines aprobados en los estatutos: cultos, formación, evangelización y caridad...

Y en lo meramente estético, cultural o turístico, conjuntamente con las instituciones locales pertinentes, realizar un estudio y la posterior puesta en servicio de un recorrido oficial, que favorezca la presencia y organización de los desfiles procesionales, horarios, guías informativas, etc.

Lo demás, y para que se me entienda, son ganas de “joder la procesión”.