05 octubre 2015

Festividad de Nuestra Señora de la Misericordia. Madroñal (Salamanca)


Mañana gris la que amaneció ayer en la localidad salmantina de Madroñal para honrar a Nuestra Señora de la Misericordia. A veces los meteorólogos aciertan y la lluvia se hizo presente desde primeras horas del día, sin que nadie la invitase y lo que fue peor, para quedarse todo el día tiñendo de melancolía los verdes parajes de la Sierra de Francia.

Una vez más dí con mis huesos en este hermoso pueblo invitado por la familia Domínguez Iglesias. “Gracias Cristina, incansable maestra de ceremonias. Gracias por acogerme en tu casa, junto a los tuyos, que ya considero míos. Y gracias por llenar “mi despensa “ de los manjares con los que nos obsequiaste en un almuerzo exquisito, variado y con una compañía de lujo, cuyo alimento es tanto o mejor que los ricos platos que Ana y Juanjo gustan de servirnos con tanto cariño.”

A las 13.00 del mediodía dio comienzo la Solemne Eucaristía en honor a la Santísima Virgen, presidida por D. Alfredo Fernández Jiménez, párroco de La Alberca, Sotoserrano, Rebollosa, Herguijuela de la Sierra, Madroñal, Monforte de la Sierra, El Cabaco y Nava de Francia, Director Espiritual de la Hermandad de Jesús Despojado de Salamanca y, sobre todo, amigo, confesor y depositario de mis quejas, lamentos y sin sabores. “Tú sí que tienes una cruz conmigo “páter” y encima compartes el postre conmigo. Te estás ganando el cielo entre unas cosas y otras.”

La Virgen de la Misericordia contó en tiempos pasados con una gran devoción entre los lugareños, devoción que poco a poco ha ido quedando relegada a Santa Ana, por lo que tanto el Ayuntamiento como la Asociación Cultural Amigos de Madroñal y un grupo de madroñalejos están volcados en recuperar esta festividad y darle el valor que tuvo en su día.

La imagen mariana parece que fue realizada entre el los siglos XVIII y XIX. De autoría desconocida, fue restaurada hace ahora tres años. Como puedes ver en las fotografías, se trata de una imagen de vestir, de algo menos de un metro de altura, peana incluida, y es venerada en la parroquia de Santa Ana.

La lluvia impidió que fuera paseada por las calles del pueblo, aunque sí pudo celebrarse el tradicional ofertorio y que esta ocasión se realizó en el interior de la iglesia en lugar de su habitual ubicación de la Plaza Mayor.

Al término de los cultos, los mayordomos de este 2015 continuaron con la tradición de invitar en la Cooperativa a un aperitivo que sirvió no sólo para degustar las viandas preparadas para la ocasión, sino también para “echar” un buen ratito en armonía y convivencia.

Y como diría mi abuela, a su finalización, “cada mochuelo se fue a su olivo” o dicho de otro modo, unos y otros, en familia y amigos, continuamos en comunión alimentando el cuerpo en el más estricto sentido de la palabra.

No quiero concluir sin dedicarle mi agradecimiento a la Santísima Virgen por ser permanente intercesora ante el Señor de nuestras faltas y por colmarnos de Esperanza gracias a su inmensa Misericordia.