15 diciembre 2014

Mi "pequeña" Esperanza Macarena de Reina - Diciembre 2014

Sevilla me espera... Ella, mi Bendita Esperanza Macarena, bajará desde su Camarín de Gloria para ser venerada, besada, admirada y, como cada mes de Diciembre, preparada para recibir a miles de devotos necesitados de Esperanza.

Cuento los días, contamos los días, las horas, los minutos... que discurren lentamente hasta el 18 de Diciembre, su fiesta, su Solemne Festividad. Deseoso estoy de que se apaguen las luces de su Basílica y que sólo Ella brille, junto a su Hijo amado, en esas noche de vigilia, de oración de fe...

Salamanca parece estar años luz de la tierra bañada por el Guadalquivir. El frío ya se ha hecho presente; las luces navideñas alumbran las calles de mi ciudad; las hermandades y cofradías están volcadas más que nunca en su empeño por ayudar a los que más lo necesitan. Es Semana Santa todo el año...y todo el año necesitamos compartir Esperanza.

Mientras, la compañía de mi "pequeña" Esperanza Macarena llena mi casa con su presencia. Parece que fue ayer cuando Ana Rey la trajo desde Cádiz para ser bendecida. Han pasado cuatro meses desde entonces y cada día doy gracias a Dios por este regalo - mi capricho que dirían algun@s - que de algún modo palía mi necesidad de estar junto a la Madre de Dios, la del Arco, la de San Gil, la que dijo SI sin titubeos a la llamada del Señor para engendrar en sus entrañas a quien injustamente sería Sentenciado para morir y resucitar por todos y cada uno de nosotros.

Que Salamanca no es Sevilla ni Sevilla es Salamanca es obvio, pero que este macareno metido a bloguero, es cada vez más salmantino y sevillano por igual, es algo innegable. Y gracias a personas que conocen lo que es el rigor, el hacer las cosas con criterio, con profesionalidad, uno no puede sentirse más orgulloso y feliz al contemplar a "su niña, a nuestra niña" ataviada como sólo Ella se merece: con gusto, con elegancia, con amor puro y duro, con el corazón.

Un ajuar confeccionado íntegra y exclusivamente por alguien que sabe lo que se trae entre manos, nunca mejor dicho. Alguien que sé que ha disfrutado echándole horas a la "aguja y al dedal", desde la humildad, pero consciente de que vestir a la Santísima Virgen no es algo baladí. Alguien que es feliz porque me ve feliz, y eso no tiene precio. Alguien a quien quiero porque es mi amiga, porque me aguanta, porque me entiende y me consiente más de lo que debiera. Esa persona es Cristina Domínguez, de quien ya te he hablado en alguna ocasión. Su excelente trabajo ya lo valoré hace tiempo y no me equivoco si digo que tal vez en Salamanca haya quien no le haga justicia, mientras que otros lares gozan de su saber y de su experiencia. Yo también me considero un afortunado de poder contar con ella. ¡Gracias Cristina, que la Virgen de la Esperaza, tu Esperanza, te proteja muchos años!






Y, aunque sé que no le gusta aparecer, ni figurar en estos y otros sitios, no puedo por menos que expresar mi admiración por otra persona de la que los cofrades salmantinos podemos presumir. Como bordador, considero que esta tierra no ha conocido alguien que pueda compararse a él, al menos en esta época. Y como vestidor, hoy de nuevo me ha demostrado que no me equivoqué cuando en su día le propuse para un menester que después no cuajó, lo que no le resta ni un ápice a sus amplios conocimientos y a su también gran profesionalidad. Manuel García Bellido es el otro artífice de esta conjunción armónica que puedes contemplar en la siguiente galería fotográfica. Así luce Ella, mi "pequeña Esperanza Macarena". ¡Gracias Manolo, de corazón, por haber puesto tus manos sobre Ella para que luzca así de bonita!