18 agosto 2013

Sor Lucía Caram, “Antes le pedía a Dios, y ahora mismo le pido a todo Dios”

Hoy me permito, con todo el respeto y asumiendo el riesgo de que el Diario el País me obligue a retirar el post, a compartir esta entrevista realizada por Daniel Verdú, a alguien que sin duda no ha pasado desapercibida para mí y con la que me unen muchísimos sentimientos, devociones, aficiones y, cómo no, sueños, ilusiones y deseos.

Ella, la protagonista indiscutible de la entrevista, es Sor Lucía Caram, un monja de clausura tiene 21.000 seguidores en Twitter. El Evangelio y el Barça son sus pasiones. Te dejo con la entrevista íntegra publicada hoy en el Pais, y cuyo enlace te publico por si deseas ir a él: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/08/16/actualidad/1376663461_396105.html

Debajo del hábito de la dominica Sor Lucía Caram (Tucumán, 1966) hay algo parecido a una revolución. Abre la boca y pulveriza todos los clichés imaginables sobre una monja. Siente repelús por las estructuras de la Iglesia, no le gusta el autoritarismo, no acata órdenes absurdas, piensa que Cristina Kirchner es “una desequilibrada” y… es muy del Barça. Está encantada con el nuevo Papa, claro. Le gusta lo que dice y encima es paisano suyo. Algo que confirmaría la tesis de muchos de sus compatriotas: Dios podría ser argentino.


Pregunta. Nunca hubiera dicho que la contemplación tiene que ver con lo que usted hace.

Respuesta. Si entendemos contemplativo como dedicado a la oración monástica, con los ojos en blanco, no. Pero contemplativo es el que contempla. Y nadie lo hace tanto como yo.

P. Y eso ¿a dónde conduce?

R. Cuando ves una cosa y quedas impactado, te implica. No puedes ver que la gente llora y sufre y quedarte de brazos cruzados. El mensaje del Evangelio nos implica. No me quiero erigir en juez de nadie, pero yo he descubierto esta manera de vivir interpelada por la realidad.

P. Y ahí llegamos a eso de “mi claustro es el mundo”.

R. No solo en un claustro cerrado se puede contemplar. Hoy más que nunca, Dios se manifiesta entre la gente. Mi claustro es con ellos.

P. Este Papa le gustará más que el otro...

R. Es fantástico. Nadie se lo esperaba en una Iglesia que estaba tan agarrotada. Y él lo está poniendo todo patas a arriba, cosa que nos viene muy bien. Se está cargando las estructuras y está entrando el aire fresco. ¡Por fin!

P. Pues igual se lo cargan a él también.

R. Espero que dure; lo que pueda durar con 77 años. Pero si tiene gestos contundentes y hace una limpieza a fondo, le estaremos muy agradecidos. Será su gran legado.

P. ¿Le ha reconciliado con el Vaticano?

R. Sin duda. Yo era bastante escéptica y pensaba que todo aquello era impenetrable para que obrase el espíritu.

P. ¿Le conoce personalmente?

R. Sí, en 2006 escribí un libro denunciando la corrupción de Argentina y él me llamó para apoyarme. Él también enarbolaba en ese momento una lucha muy fuerte contra el gobierno. Kirchner acababa de asumir el cargo y él fue implacable.

P. ¿Es un Papa socialista?

R. Yo creo que es un Papa cristiano. Si el socialismo es hacer una opción preferencial por los más pobres y la justicia de forma insobornable, pues es comunista si quieres. Pero a mí los ismos me dan miedo.


P. ¿Y encima argentino?

R. Sí, estamos de moda.

P. El Papa, el Tata…

R. ¡Y Messi! Esto a los argentinos les sube todavía más el ego. Lo raro es que este Papa, siendo porteño, no se haya puesto el nombre de Jesús II. Pero está bien que se reconozcan cosas del país, porque la gente lo está pasando mal con la desequilibrada de presidenta que tenemos.

P. ¿Dios es argentino?

R. Estoy convencida. Siempre lo pensé; ahora no queda duda. [se ríe]

P. ¿Ve los partidos del Barça en el convento?

R. Cuando puedo sí. A veces voy a verlos a un centro de salud mental que hay aquí al lado, o lo sigo por la radio o por Twitter si estoy reunida.

P. ¿De dónde le viene esta pasión futbolera?

R. Por el Mundial del 78. Fue una euforia nacional que nos insufló ese espíritu. Cuando me fui a Valencia, la disciplina no permitía ver el fútbol y no vi ni uno en cinco años… Luego ya me compré una radio. Un día hasta me encontré por la calle a Marito Kempes, que había sido la estrella del Mundial del 78. Me dio la mano y estuve una semana sin lavármela.

P. ¿Reza mucho por el Barça?

R. Sí, con pasión. Antes, durante y después de los partidos.


P. Y de su club, ¿nunca ha pensado en darse de baja?

R. No. Yo opté por este estilo de vida seducida por Jesucristo. No vine por los que me critican y no me iré por ellos. En la Iglesia tenemos que entrar todos.

P. Muchos no la respetan.

R. Pero no me afecta. Antes lo pasaba muy mal. Pero un día pensé que no pueden ser tan poderosos como para arruinarme la vida. ¿Tengo que perder el tiempo discutiendo cuando estoy viendo la realidad de la gente pasándolo tan mal? Antes le pedía a Dios, y ahora mismo le pido a todo Dios.

P. ¿Por eso se expone así?

R. Si fuera por los poderes establecidos, esta crisis se hubiera tapado con tierra. Y mis grandes aliados en esta causa han sido los medios de comunicación. Lo que no se explica no existe.

P. ¿Nunca le han pedido sus jefes que se callase?

R. A veces te llaman a la prudencia. Pero no hay prudencia que valga. De mi opción no me expulsan. Cuando lo has dado todo y no tienes nada que perder, pues que vengan a por mí. ¿Qué me van a hacer? ¿Me van a echar? ¿Y qué van a conseguir?

P. ¿Estos son los que la llaman la monja cojonera?

R. Jajaja, sí, algunos.


P. Tiene exactamente 50 veces más seguidores que yo en Twitter. ¿Qué consejo me daría?

R. No hay consejo. Intento dar frases de optimismo y mensajes frescos. Y se crea muchísima complicidad. Pero no es mi objetivo multiplicarlos.

P. ¿Mejor que un púlpito?

R. Sí, los púlpitos ahora son Twitter o Facebook. Las iglesias están vacías. El problema es cuando los curas hablan horas para dos personas. Con 140 caracteres es suficiente.

P. Algunos creen que el mal habita en las redes sociales.

R. Algunos dicen que son las cloacas. Pero todo está en el corazón de las personas y en el uso que se haga de ellas.

P. ¿Existe el mal?

R. Existe la negación del bien. El Papa tiene una frase que me gusta: pecadores sí, corruptos no. La corrupción es la negación del bien, de la bondad, de la belleza.

P. ¿Como Bárcenas?

R. El problema es él y los que lo pusieron y están a su lado. Todos los cómplices. Veremos qué hace Rajoy.

P. ¿Irán al infierno?

R. Ni en el infierno los quieren. Jesús dice que tiene que crecer el trigo y la cizaña, y que ya llegará quien los separe.

P. ¿Dónde hay más corrupción, aquí o en Argentina?

R. En los dos sitios, pero en Argentina corrupción se escribe con K de Kirchner.

P. ¿La religión está en crisis?

R. Lo que no está en crisis es la fe auténtica y el deseo de lo absoluto. Y a eso unos le llaman Dios y otros Justicia. Hoy la gente dice: espiritualidad sí, religión no. Ha sido identificada como un aliado del poder opresor. No es compatible servir a Dios y al dinero.