03 agosto 2013

D.E.P., Soledad Calderón Villalobos, Saetera de Salamanca



Hoy la Virgen de la Soledad  no está tan sola, aunque para ello nuestros corazones hayan de acostumbrarse a vivir con tu recuerdo. Su Hijo te ha llamado a su lado para que continúes rezándole como tú sola sabes hacer... con tu voz, con la melodía desgarradora de tu saetas.

Salamanca, su Semana Santa y todos quienes te apreciamos y queremos, nos hemos quedado sin tu presencia fisica pero no sin tu voz, sin tus sentimientos, sin tu fervor y devoción.

Cristo del Perdon, de la Luz, Flagelado, Buena Muerte, de la Pasión..., Maria Nuestra Madre, de los Dolores, de la Soledad...El y Ella, te acogen ya en su bendito seno, para siempre, como estaba destinado.

Has cambiado el balcón del Corrillo por ese Balcón de privilegio que en el Cielo tenías reservado. Ahora seremos muchos los que buscaremos la próxima Semana Santa esperando tu oración hecha saeta...y entonces nos daremos cuenta de cuán ciertas son esas palabras:  ""uno no sabe lo que tiene, hasta que lo pierde".

Gracias por darte y mostrarte tal cual eras, por los momentos y amistad que me regalaste, por haber mantenido tu esencia y tus raíces en esta rancia tierra castellana, a veces incomprensible e injusta por quienes, como tu, supisteis y quisisteis entregar vuestros amor de forma diferente a lo que exigían los defensores de las tradiciones.

Hoy tus lágrimas, esas lágrimas que me ofrecías cada tarde de Jueves Santo desde el varal del paso de María Nuestra Madre, han pasado ha nuestros ojos, a los de tu familia, a los de tus amigos, a los de tus hermanas y hermanos cofrades...

Sí, te has marchado de este controvertido mundo, pero sólo nos sentimos huérfanos por tu ausencia física, pues tu siempre estarás presente en nuestros corazones, al menos en el de este macareno que implora Esperanza para tu alma y Consuelo para los tuyos. 

D.E.P.,  Soledad Calderón Villalobos, Saetera de Salmanca




Llorando va entre varales
la Reina del firmamento.
Señora de Salamanca
dueña de todos mis sueños
no llores mas Madre Mía
y vuelve pronto a tu casa
que antes del amanecer
tu Hijo te dará el alba
(Soledad Calderón)



Y la gente te aplaudía,
La saeta te clavaba,
El piropo te encendía
Y la noche te besaba...
Y yo abajo decia
-tinieblas, polvo y sudor-:
"Por Ella, soy costalero,
Por amor.. soy tu saetera"
(Ramón Cué )