12 enero 2013

El último Samurái... despojado


El Capitán Nathan Algren (Tom Cruise), era un hombre a la deriva, atormentado moral y espiritualmente por los remordimientos de las batallas contra los indios norteamericanos.

Una vez arriesgó su vida por el honor y por la patria, pero, en los años transcurridos desde la Guerra de Secesión Estadounidense, el mundo ha cambiado. El pragmatismo ha reemplazado al valor, el interés personal ha ocupado el lugar del sacrificio y el honor no se encuentra en ninguna parte. (Argumento de la película “El último Samurái”)

Seguramente, tú que me sigues desde lugares no cercanos a la “charrería”, pensarás que a este macareno se le ha ido “la pinza” en este frío y gris sábado – odio este color – del invierno salmantino. Tranquila, tranquilo, de momento todo sigue en su sitio, al menos mi cabeza. Otras cosas o personas son las que, usando esta misma expresión, no siguen ya en su sito y algunos, en ninguno.

Y de corazón que me duele tener que ser el mensajero de las malas noticias, pero hay quien prefiere “jugar al avestruz” y permanecer atrincherado sin dar explicaciones y mucho menos informar puntualmente y donde corresponde,  por lo que de nuevo he de ser yo quien, asumiendo el riesgo de que me planten una “nueva cruz” en mi calvario particular, te cuente que esta hermandad mía, de todos, que lleva por título Jesús Despojado de sus vestiduras, ha sufrido su enésimo “despojo”, es decir, una dimisión más… otro cadáver al que añadir a la larga lista. ¡Con los que hemos dimitido como miembros de su junta de gobierno, casi que hacíamos una cuadrilla de costaleros y costaleras!

Hace unas semanas te comentaba que nuestro Director Espiritual había puesto su cargo a disposición del Vicario General, el cual no tuvo más opción que aceptarlo, pues el “pobre D. Jesús” no soportaba más la situación. Desconozco si antes o después, se produjo también la otro miembro, que dicho sea de paso, y no me duelen prendas, nunca debió estar en la junta de gobierno de la hermandad, lo que no significa que no pudiese ser hermano, pero a estas alturas de la película a nadie se le escapa que su aportación a la hermandad desde que llegó ha sido la de generar tensiones y sacar pecho a cambio de colgarse unas cuantas medallas para su causa. Desconozco si ha salido corriendo, si le han invitado a irse o ambas cosas a la vez. El caso es que, gracias a Dios, ya no está.

Y ayer tarde “cayó el último samurái”, uno de los estandartes de la hermandad, de sus fundadores, de los que nadie puede negar que si alguien ha querido y quiere a esta corporación, sea él.

Digamos que mi amigo, sí, mi amigo Diego Porteros, es una nueva víctima de esta sin razón que se ha apoderado de algo que nació con vocación de amor y que en estos momentos es cualquier cosa menos eso. Y Diego Porteros, Diputado de Caridad, ha sido hasta el último momento, defensor a ultranza de los postulados y fines por los que esta hermandad se fundó. Por eso ha caído también.

Este “buen soldado samurái”, al que algunos denominábamos comodín, chico para todo, bien mandado o incluso en los últimos meses le han denominado "el topo”, no se ha ido voluntariamente, aunque oficialmente así parezca o ahora quieran regalarle los oídos con “cariñitos”. Es uno más de los que han sentido el empujón por la espalda, hasta que su infinita paciencia, su cariño, su personalidad, han dicho “no puedo más”. Y aunque ayer pareciese que se sentía liberado de un peso, he de confesarte que en la mirada de este chico, estaba el dolor, el mismo dolor que he visto en muchos que se fueron y que yo mismo sentí, aunque a los que “presumen de cuidarse espiritual y humanamente” esto se lo trae al pairo.

Pues nada, ya podrán respirar a gusto los que dudaban de él, ya podrán hablar todo lo que quieran sin miedo a que este acusado sin fundamento, lo fuera contando todo. ¡Pobres ignorantes! ¿No saben que no son capaces de mantener en secreto ninguna de sus decisiones o comentarios desde hace meses? ¿Es que no se han dado cuenta de que aquí se sabe hasta lo que hablan por chat? ¿Es que no saben que están, estamos en boca de todo el mundo? ¿Realmente no son conscientes de que el poco o el nulo esfuerzo que algunos están poniendo no sirve de nada porque hay otros que se encargan de tirar por tierra las pocas ilusiones que quedan?

Aceptar la dimisión de Diego Porteros es un lujo muy grande que la hermandad no se podía permitir por muchas razones, la económica también, por qué negarlo, pero el egoísmo de alguno no les deja ver la realidad, la auténtica realidad. Una realidad que no solo ha arrastrado al” precipicio” al propio Diego Porteros y a otros muchos, hermanos de base incluidos, sino que arrastrará también a los que aún quedan en el gobierno de la hermandad, pues me consta que entre ellos mismos continúan las fricciones, los malos rollos, las acusaciones y, por desgracia, amenazas de más dimisiones.

Pero parece que están en otra dimensión. Es mejor vanagloriarse de que el último de los fundadores de Jesús Despojado ha caído también (digo el último, porque aunque queda uno, es como si no existiese, y no lo digo yo, lo dicen ellos mismos). Y eso parece que gusta. Que así ya tienen la hermandad “limpia de fantasmas del pasado” para hacer lo que se les antoje o lo que “sus asesores” externos les aconsejan o mal aconsejan. O para meter en junta de gobierno a quien no le dé problemas, como te contaré en el próximo post.

Y mientras tanto, los hermanos comentando por a fuera, alarmados por la situación, preocupados por lo que pueda pasar, incluso algunos que aún no lo son , llenos de dudas ante si dar el paso e integrarse en la hermandad o esperara a que pase la tormenta.

En definitiva, otro triste episodio más para añadir a la corta historia de esta hermandad, que no termina aquí, como te digo, pues los libres pensadores siempre tienen alguna idea para salir del paso. ¡Te vas a sorprender!